En Madrid, el 7 de mayo, se han encendido las alarmas. Rusia ha declarado que no tiene constancia de ninguna propuesta por parte de Ucrania para establecer una zona desmilitarizada en el frente, donde estarían presentes fuerzas occidentales para supervisar un posible alto el fuego. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha sido claro: «No hemos escuchado ni una sola declaración en este sentido desde Kiev», comentó durante una conversación con la agencia TASS.
La controversia sigue creciendo
Estas palabras surgen tras las recientes afirmaciones de Keith Kellogg, enviado especial de la Casa Blanca para Rusia y Ucrania, quien aseguró que Ucrania está dispuesto a crear dicha zona desmilitarizada “al oeste del río Dniéper”. En su intervención en Fox News, Kellogg describió cómo funcionaría esta propuesta: “Nosotros retrocedemos 15 kilómetros, ustedes retroceden 15 kilómetros”, planteando así una franja segura de 30 kilómetros. Aseguró que sería complicado retomar los combates bajo esas condiciones y bromeó diciendo: «Creo que todos se quedarán de brazos cruzados y dirán: ‘Gracias, por fin salimos de esto’.» Aunque es la segunda vez que Kellogg menciona esta idea, él mismo aclara que no se trata de dividir Ucrania, sino más bien de establecer un espacio seguro bajo la vigilancia internacional.