MADRID, 7 de mayo. En un giro dramático de los acontecimientos, el Consejo de Seguridad Nacional de Pakistán ha calificado como actos de guerra los recientes bombardeos llevados a cabo por el Ejército indio en su territorio. Este asalto ha cobrado la vida de 26 personas en la región de Cachemira bajo control paquistaní y ha encendido las alarmas en toda la comunidad internacional.
Las palabras del Consejo son contundentes: «Los ataques deliberados contra civiles, incluidas mujeres y niños inocentes, son un crimen atroz y vergonzoso que va en contra de todas las normas humanas y del Derecho Internacional». La indignación es palpable; no se trata solo de cifras frías, sino de vidas destrozadas por la violencia.
Una respuesta decidida ante la agresión
El organismo ha dejado claro que Pakistán se reserva el derecho a actuar en defensa propia, tal como estipula el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas. «Las Fuerzas Armadas están listas para responder a esta provocación», han afirmado con firmeza. Para ellos, estos ataques no solo son injustificados; son una amenaza directa a su soberanía.
La situación es aún más grave si consideramos que el ataque se justifica con pretextos falsos sobre campamentos terroristas inexistentes. El mensaje es claro: «Atacar al pueblo inocente no es tolerable ni aceptable para nosotros». Y así lo expresó uno de los altos mandos del ejército, subrayando que las consecuencias recaerán directamente sobre India si continúan por este camino.
Esta crisis ha llevado al primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, a convocar una reunión urgente del Consejo para evaluar cómo proceder. En un acto diplomático significativo, también han llamado a Geetika Srivastava, la encargada de negocios india en Islamabad, para discutir estos disturbios recientes.
A medida que se acumulan los informes sobre víctimas—más de 40 heridos además de los fallecidos—la tensión entre ambos países sigue aumentando. Lo cierto es que estamos ante una situación crítica donde el diálogo parece desvanecerse y las llamas del conflicto reavivarse constantemente.