En un giro de los acontecimientos que ha dejado a muchos con la boca abierta, el primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, no se ha cortado al acusar a India de tener lazos con grupos armados como los rebeldes baluches y los temidos talibanes. En su intervención de este miércoles, celebró lo que él considera una respuesta adecuada a los ataques lanzados por su vecino en la noche anterior. «Nuestros enemigos no pudieron dormir», afirmó con orgullo. ¿Y quién diría que Pakistán estaba ya fuera del juego? Según Sharif, ahora todos saben que están preparados para cualquier tipo de enfrentamiento, ya sea nuclear o convencional.
Una respuesta militar contundente
Ante el Parlamento, destacó cómo las Fuerzas Armadas han actuado rápidamente para contrarrestar las ofensivas indias. Con una precisión casi quirúrgica, la Fuerza Aérea logró derribar cinco de las 80 aeronaves que invadieron su espacio aéreo. Además, bloquearon las comunicaciones de lo que India considera su orgullo: sus cazas Rafale. «La defensa aérea de Pakistán neutralizó eficazmente la amenaza», dijo Sharif mientras arrojaba luces sobre el contexto tenso entre ambas naciones.
No es solo cuestión de palabras; el primer ministro también recordó un hecho preocupante: Pakistán había solicitado una comisión internacional para investigar un atentado reciente en Pahalgam, pero India se negó y optó por responder con violencia. “Tienen pruebas irrefutables”, añadió Sharif sobre el supuesto vínculo entre India y el Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA). La situación es delicada; 26 personas perdieron la vida y más de 40 resultaron heridas debido a estos ataques indios.
A medida que avanza esta historia conflictiva, queda claro que no solo son números; detrás hay vidas humanas y familias desgarradas por el dolor. Cada bando tiene su versión y parece cada vez más difícil llegar a un entendimiento pacífico cuando ambos lados se acusan mutuamente.