En un momento donde la esperanza parece desvanecerse, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha hecho un llamado a la acción este miércoles. Francia, según sus palabras, está «trabajando duro» para conseguir la libertad de Cécile Kohler y su esposo Jacques Paris, dos franceses que llevan tres largos años encerrados en Irán. Acusados de ser supuestos espías, estos ciudadanos han sido descritos por Macron como «rehenes» que siguen «desaparecidos» en un sistema judicial que muchos consideran opaco.
Apoyo incondicional a las familias
El mandatario no se ha quedado ahí. Ha querido transmitir su apoyo a las familias de Cécile y Jacques, destacando la importancia de la movilización de los franceses en señal de solidaridad. En un mensaje que resonó en redes sociales, subrayó: «Quiero trasladar a sus familias nuestro apoyo incondicional.» La historia de Cécile, una profesora de literatura del este de Francia ahora con 40 años y su marido Jacques, con cerca de 70 años y ex secretario general del Sindicato Nacional de Colegios y Escuelas Secundarias (SNFOLC), refleja una realidad desgarradora.
Y es que el pasado abril el Gobierno francés decidió dar un paso más al anunciar su intención de llevar el caso ante la Corte Internacional de Justicia. El ministro de Exteriores, Jean-Noël Barrot, no dudó en calificar la detención como «arbitraria» e hizo hincapié en lo «inaceptable» que resulta violar el derecho a la protección consular. Al final del día, lo que se busca aquí es justicia para aquellos que simplemente están luchando por recuperar su libertad.