El martes 7 de mayo, el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, llegó al Bundestag con la mirada firme y una declaración que resonó en todos: «ha sido un día honesto». Después de una segunda votación que le otorgó el cargo, no pudo evitar reflejar su satisfacción ante las cámaras de la televisión pública ARD. Este momento no solo marcó un cambio en el liderazgo, sino que también fue un claro voto de confianza en la nueva coalición entre la CDU, la CSU y el SPD.
La travesía hacia el poder
Merz asumió su papel tras unas elecciones anticipadas celebradas en febrero. La CDU y su aliada bávara, la CSU, se unieron a los socialdemócratas para formar una coalición que promete dar estabilidad al país. En su primera entrevista como canciller, destacó que no tiene «ninguna duda» de que todos trabajarán juntos en un ambiente de confianza mutua. A pesar del revés inicial donde le faltaron seis votos para ser elegido en la primera ronda, Merz se mostró optimista sobre el futuro. «Es normal que haya diferencias», reflexionó sobre los disensos dentro de su propia coalición durante esa votación secreta.
Aunque este escenario ha estado cargado de tensiones políticas, Merz parece decidido a llevar adelante una gestión sólida. De hecho, enfatizó que la Constitución alemana prevé situaciones como esta y prefirió no especular sobre por qué algunos miembros no apoyaron su candidatura desde el principio. Así arranca una nueva era política en Alemania bajo el liderazgo del conservador Merz.