El pasado 29 de abril, las proyecciones de los medios canadienses nos sorprendieron al anunciar que el Partido Liberal se alzó con la victoria en las elecciones legislativas. Sin embargo, lo que todavía no sabemos es si Mark Carney, su líder y actual primer ministro en funciones, podrá gobernar con una mayoría sólida o tendrá que lidiar con un Gobierno minoritario.
Carney llega a este nuevo reto apenas un mes y medio después de haber conquistado las primarias de su partido. Este exgobernador de los bancos más importantes de Canadá e Inglaterra tiene ante sí la tarea de liderar un país que ha estado navegando por aguas turbulentas. Cuando el Parlamento se disolvió en marzo, los liberales contaban con 152 escaños, mientras que sus opositores, como el Partido Conservador, sumaban 120; el Bloque Quebequense, 33; y así sucesivamente. La situación es tensa y cada voto cuenta.
Desafíos en la jornada electoral
No obstante, esta jornada electoral no estuvo exenta de contratiempos. En Nunavik, una región donde predominan las comunidades inuit, la votación se complicó más de lo esperado. Algunos colegios electorales cerraron antes de tiempo y otros ni siquiera abrieron. La televisión pública canadiense, CBC, dio la voz de alarma sobre estos problemas.
Elections Canada intentó aplicar estrategias para asegurar que todos tuvieran la oportunidad de votar, pero no pudo contratar equipos locales debido a diversos obstáculos. Además, las condiciones meteorológicas hicieron aún más difícil llegar a algunas comunidades. Esos son los retos reales que enfrenta un país diverso como Canadá: garantizar que todas las voces sean escuchadas.