Este martes, el Gobierno de Portugal ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad a todos, asegurando que el país «está conectado» y que, tras el apagón masivo del lunes, la situación es de «normalidad». Pero, ¿es realmente así? En un comunicado en su cuenta de Facebook, afirmaron que los 6,4 millones de clientes tienen servicio, salvo unos 800 que están sufriendo por una avería ajena al apagón. El abastecimiento de agua también parece estar bajo control en casi todo el territorio.
Un vistazo a la realidad
Aunque se respira cierta calma, no todo es color de rosa. El Metro de Lisboa ha admitido que hay «perturbaciones en algunas líneas», y aunque los trenes han comenzado a rodar nuevamente, todavía sienten las secuelas del corte energético. Los aeropuertos operan con normalidad y la distribución de combustible se ha estabilizado; sin embargo, lo más importante para los ciudadanos es saber si su seguridad está garantizada. Según el Gobierno, no hay problemas en este aspecto ni en la salud pública.
En medio de esta situación confusa, el Metro se ha esforzado por restablecer sus sistemas durante toda la noche. En sus redes sociales comunicaron que han logrado reactivar las líneas Azul y Roja y pronto será el turno de las Amarilla y Verde. Agradecieron a todos los profesionales involucrados en esta labor titánica y pidieron comprensión a sus usuarios.
Poco antes de estos anuncios optimistas, Redes Energéticas Nacionais (REN), responsable del sistema eléctrico nacional, confirmó que la red ya está «perfectamente estabilizada» tras un evento que describieron como «absolutamente excepcional». Pero con declaraciones tan contundentes surgen preguntas: ¿realmente estamos fuera de peligro o solo es una ilusión momentánea?