En la calidez de Madrid, el 29 de abril, el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, Mike Waltz, ha decidido hablar claro. Su mensaje para Rusia y Ucrania es directo: ¡es hora de que se pongan de acuerdo ya! Según él, la paciencia del presidente Donald Trump está al borde del abismo tras meses tratando de detener este derramamiento de sangre que no tiene sentido.
Urgencia en las negociaciones
Waltz nos cuenta que se han dado semanas enteras de diplomacia donde ambas partes han comenzado a vislumbrar la necesidad urgente de alcanzar la paz. Pero aquí viene lo interesante: advierte que tienen que actuar rápido antes de que Trump pierda los nervios. En sus propias palabras, el presidente ha dejado claro en su discurso inaugural que quiere ser recordado como un “pacificador”. Sin embargo, parece que la crisis ucraniana ha puesto a prueba esos buenos deseos más que cualquier otra cosa.
Este asesor no se corta y afirma que solo Trump podría haber conseguido reunir a Rusia y Ucrania en torno a una mesa de negociación. Escribió sobre esto en The National Interest justo cuando se cumplen cien días del republicano en la Casa Blanca. A pesar de varios intentos por parte de Washington para acercar posturas entre Kiev y Moscú, el avance ha sido escaso. La impaciencia del presidente es palpable; ya ha echado las culpas a ambos lados por no hacer lo suficiente, aunque su tono hacia el ucraniano Volodomir Zelenski parece más bien beligerante.
La semana pasada Trump lanzó un aviso serio: urge a ambas partes a acelerar las conversaciones porque ya tiene marcada su propia fecha límite. Y si no hay acuerdo… Estados Unidos cambiará su enfoque. Así están las cosas ahora mismo: una carrera contra reloj mientras el mundo observa expectante.