En un giro que no sorprende a nadie, el ministro de Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, ha dejado claro este domingo que las fuerzas armadas de su país no tienen intención de detener los ataques contra objetivos militares en Ucrania. Esto ocurre justo después de que Donald Trump, el presidente estadounidense, instara a Vladimir Putin a poner fin a los bombardeos sobre Kiev durante una delicada etapa de negociaciones por un alto el fuego.
Las palabras del diplomático ruso
“Seguiremos atacando”, ha afirmado Lavrov sin titubear, apuntando al papel de “mercenarios extranjeros” y “instructores europeos” en la situación bélica. Durante una entrevista emitida por CBS News, el ministro no escatimó en señalar lo que considera hipocresía por parte del gobierno ucraniano, acusándolos de hacer lo mismo en la región rusa de Kursk durante los últimos meses.
Y es que Lavrov respondió directamente a las palabras del inquilino de la Casa Blanca quien criticó duramente el ataque aéreo del jueves pasado que dejó un trágico saldo: doce muertos y cerca de noventa heridos. Según Trump, estas acciones son “innecesarias” y llegan en un momento muy complicado cuando se busca una tregua.
A pesar de su firme postura belicista, Lavrov aseguró que Rusia estaría dispuesta a considerar un alto el fuego. No obstante, subrayó que hay “elementos que deben afinarse”, dejando entrever más dudas que certezas. En sus propias palabras: “Nunca discutimos públicamente lo que se habla en negociaciones”, lanzando así un dardo al presidente ucraniano Volodimir Zelenski por preferir hablar con los medios antes que con seriedad.
Además, cuando se le preguntó sobre las amenazas económicas de Trump hacia Rusia si no se logra ese alto el fuego, Lavrov optó por desmarcarse diciendo simplemente que el expresidente tiene su propio estilo al abordar estos temas.
Con esta tensa atmósfera internacional y las relaciones cada vez más frías entre países, queda claro que estamos ante un conflicto donde las cartas están bien repartidas pero nadie parece estar dispuesto a dar paso atrás. Mientras tanto, Europa y la OTAN continúan siendo señalados como antagonistas en esta complicada partida geopolítica.