Pekín ha dado un paso adelante este miércoles, mostrando su disposición a abrir un diálogo sincero con Estados Unidos sobre los aranceles. Sin embargo, no se anda con rodeos y pide a Washington que deje de lado el chantaje y las amenazas. En una rueda de prensa, Guo Jiakun, portavoz del Ministerio de Exteriores chino, dejó claro que su país no busca conflictos: «No queremos luchar, pero tampoco tenemos miedo. Si decidimos enfrentarnos, lo haremos hasta el final. Pero si la intención es hablar, la puerta está abierta», afirmó con contundencia.
Guo enfatizó que en una guerra arancelaria o comercial «no hay ganadores» y advirtió que el proteccionismo solo lleva al aislamiento. «Desvincularse y romper cadenas solo nos aparta aún más», añadió antes de instar a los estadounidenses a sentarse en la mesa de negociaciones bajo principios de igualdad y respeto mutuo.
¿Realmente buscan un acuerdo?
Ayer, la Casa Blanca anunció que está trabajando para preparar el terreno hacia un posible acuerdo sobre aranceles. Esto llega tras las drásticas medidas impuestas por Trump, quien ha establecido un gravamen del 125% sobre productos chinos. A pesar de todo esto, el presidente estadounidense parece estar cambiando su tono. En sus últimas declaraciones aseguró que quiere ser «muy bueno» con China y desea encontrar formas para trabajar juntos; incluso insinuó que podría haber una reducción significativa en esos aranceles.
Por otro lado, Xi Jinping también ha hablado este miércoles durante una reunión con el presidente de Azerbaiyán sobre las consecuencias negativas que traen consigo estas guerras comerciales: afectan los derechos legítimos de todos los países e impactan en el sistema económico global.