MADRID, 22 Abr. – Este martes, el Gobierno chino ha decidido romper el silencio y expresar sus condolencias por la muerte del Papa. Una reacción que llega acompañada de un elogio a las relaciones «constructivas» que han mantenido en los últimos años Pekín y el Vaticano. Es curioso cómo, en este momento de duelo, se busca resaltar lo positivo.
Un camino hacia adelante
En palabras de Guo Jiakun, portavoz del Ministerio de Exteriores chino, hay una firme intención de continuar avanzando en esta «mejora continua» de los vínculos entre ambos países. Esto suena bien, pero a veces da la impresión de que todo es parte de un juego diplomático. En noviembre pasado, la Santa Sede y China renovaron un acuerdo crucial para designar obispos conjuntamente hasta 2028. Antes de esto, Pekín tenía la manía de nombrar a sus obispos sin consultar al Papa, lo que generaba una situación bastante tensa con algunos obispos clandestinos perseguidos por el régimen. Esta relación ha sido un tira y afloja constante.
Así que ahora nos encontramos ante un panorama donde las autoridades chinas parecen querer construir puentes en lugar de muros. ¿Será este el inicio de una nueva etapa? Con tantas dudas en el aire sobre qué significará realmente esta «mejora continua», solo queda esperar y ver si las palabras se traducen en acciones concretas.