COPENHAGUE, 16 de abril. Dinamarca ha decidido dar un paso audaz y enviar a sus militares desarmados a Ucrania para participar en la formación de las fuerzas locales. Así lo anunció este miércoles el jefe del Ejército danés, Peter Boysen, quien no ha podido evitar que esta decisión genere revuelo, especialmente desde Moscú.
En una entrevista con la cadena TV 2, Boysen explicó que este despliegue hipotético no se situaría cerca de los frentes más activos del combate, sino que estaría ubicado en áreas del este de Ucrania. La idea es doble: ayudar a las tropas ucranianas y, al mismo tiempo, aprender sobre su manejo de equipos como los drones. Pero aquí viene la pregunta que nos hacemos todos: ¿es realmente necesario complicar más la situación? El embajador ruso en Copenhague, Vladimir Barbin, ya ha expresado su preocupación al afirmar que este envío aumentará la implicación danesa en el conflicto y podría provocar una escalada aún más peligrosa.
Un escenario tenso
Barbin no se quedó ahí; también recordó que todos los centros de formación del Ejército danés serían considerados «objetivos legítimos» por parte de Rusia, independientemente de su distancia respecto al frente. En medio de todo esto, parece claro que Dinamarca está jugando una carta arriesgada. Las preguntas flotan en el aire: ¿realmente estamos preparados para asumir las consecuencias? Al final del día, cada decisión cuenta y puede llevarnos a un camino sin retorno.