En un ambiente tenso y cargado de emociones, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se trasladó este martes al norte de la Franja de Gaza. En plena ofensiva militar contra el enclave palestino, no perdió la oportunidad de motivar a las tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a continuar con su misión: destruir al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás). “Estoy aquí con el ministro de Defensa, Israel Katz, y con nuestros valientes combatientes. Están haciendo un trabajo excepcional”, dijo Netanyahu mientras se dirigía a los soldados.
Una lucha por la existencia
Las palabras del líder israelí resonaron con fuerza entre los presentes. Habló sobre el ataque que Hamás lanzó contra Israel el 7 de octubre y reafirmó que su objetivo va más allá de simplemente liberar a los más de 50 rehenes aún capturados; busca desmantelar por completo al grupo islamista. “Estamos luchando por nuestra existencia, por nuestro futuro”, afirmó un Netanyahu que no dudó en citar al ayatolá Ali Jamenei, quien ha dicho que Israel debe ser destruido. Esto hace eco del apoyo que Irán brinda a Hamás y otros grupos similares.
A su vez, Katz compartió detalles sobre el puesto de mando donde se encontraban, desde donde han orquestado recientes ataques contra Hamás y otras milicias palestinas. Con una firmeza notable, advirtió: “No permitiremos que este enemigo amenace nuestras comunidades”. La presión sobre Hamás es intensa: cuanto más se nieguen a liberar a los rehenes, más contundentes serán nuestros golpes, agregó.
Este encuentro entre Netanyahu y Katz llega en un momento crítico; tras romperse el alto el fuego a mediados de marzo, las autoridades palestinas han reportado unas cifras alarmantes: alrededor de 1.600 personas han perdido la vida en menos de un mes debido al conflicto. Y si bien muchos cuestionan esta guerra sin fin, lo cierto es que estamos ante una situación desesperada para ambos lados.