MADRID, 14 Abr. – La mañana de este lunes, la localidad de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, se vio sacudida por un bombardeo devastador. Al menos cinco personas han perdido la vida y varias más han resultado heridas, según informes iniciales que no hacen más que aumentar la tristeza y el dolor en una región marcada por la violencia. Fuentes médicas, citadas por la agencia palestina WAFA, han confirmado que las víctimas son todos civiles, atrapados en su hogar cuando el ataque impactó sobre una vivienda.
Un ciclo sin fin de dolor y sufrimiento
No solo ha sido Jan Yunis el escenario del horror; también se han escuchado explosiones en otras partes de la ciudad y en Rafá, otra localidad del sur donde los ecos de guerra resuenan con fuerza. Este nuevo ataque llega tras el quiebre del alto al fuego acordado entre Israel y Hamás a mediados de marzo, lo que ha desencadenado un mes trágico con más de 1.500 muertes ya registradas.
Desde que comenzó esta ofensiva en octubre de 2023 como respuesta a los atentados perpetrados por milicianos palestinos, los números son escalofriantes: alrededor de 51.000 personas han fallecido debido a los ataques israelíes, según datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad gazatí. Es difícil no sentir una profunda indignación ante esta situación; ¿hasta cuándo se prolongará este ciclo cruel? En medio del caos y el sufrimiento, cada cifra representa una historia truncada, un futuro apagado.