La situación en Darfur Norte se ha vuelto insostenible. Más de cien personas han perdido la vida, incluidos trabajadores humanitarios, tras un ataque despiadado llevado a cabo por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en el campamento de desplazados de Zamzam. Este lugar, ya marcado por el hambre y la desesperación, se convirtió en escenario de un asalto dirigido contra clínicas y mercados que eran la única esperanza para muchos.
El jefe del Departamento de Salud local, Ibrahim Jatir, compartió la devastadora noticia con el diario ‘Sudan Tribune’: «Más de 100 fallecidos y decenas de heridos» como resultado del ataque perpetrado el viernes. Entre los muertos se encuentran al menos nueve valientes miembros de la ONG Relief International, quienes estaban allí ofreciendo ayuda vital a los necesitados. La organización expresó su consternación en sus redes sociales: «Nos hemos enterado de lo impensable: nueve de nuestros colegas fueron asesinados sin piedad».
Una comunidad arrasada
Este ataque no solo se llevó vidas; también destruyó el mercado central y cientos de viviendas precarias. Se trató de una ofensiva contra toda infraestructura sanitaria que dejaba a los desplazados internos sin acceso a atención médica. Relief International enfatizó lo alarmante que es ver cómo su clínica, el último recurso para muchos, fue atacada junto con otros centros médicos en El Fasher.
Jatir no escatimó en palabras al describir la realidad dolorosa que enfrentan los habitantes: «La situación es compleja y trágica», clamando a todos aquellos con poder armamentístico a actuar ante esta catástrofe humanitaria. La coordinadora residente de Naciones Unidas en Sudán, Clementine Nkweta Salami, condenó este hecho como «otra escalada mortal e inaceptable» dentro del conflicto que lleva dos años desangrando al país desde la caída del dictador Omar al Bashir.
A medida que avanzaban las horas después del ataque, se confirmaron muertes adicionales, incluyendo al menos diez niños víctimas del bombardeo indiscriminado. Las RSF continúan asediando Zamzam mientras miles sobreviven atrapados entre las llamas del conflicto y la hambruna.
En medio del caos, las RSF intentaron lavar su imagen alegando que todo fue parte de un montaje orquestado por el Ejército sudanés para incriminarlos. Sin embargo, estos intentos son solo distracciones frente a una realidad cruda y desgarradora.