La situación en Gaza se ha convertido en un verdadero infierno. Este miércoles, las autoridades de la Franja, bajo el control del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), informaron que el número de fallecidos a raíz de la ofensiva militar israelí ha alcanzado la escalofriante cifra de 50.850. Desde que el alto el fuego se rompió a mediados de marzo, cerca de 1.500 vidas se han perdido en esta lucha sin cuartel.
El Ministerio de Sanidad gazatí emitió un comunicado desgarrador: «El balance total desde el 7 de octubre es alarmante, con 50.846 mártires y más de 115.729 heridos. Solo en las últimas semanas hemos visto cómo la muerte acecha cada rincón, sumando 1.482 muertos y 3.688 heridos desde el 18 de marzo».
Un ataque devastador cerca de una clínica
No obstante, esta trágica cifra podría ser aún mayor, ya que muchas víctimas permanecen bajo los escombros o tiradas en las calles sin que las ambulancias puedan llegar debido a los constantes bombardeos del Ejército israelí.
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha compartido su doloroso testimonio sobre un ataque reciente cerca de su clínica en Al Mauasi. En una noche fatídica, sus equipos recibieron a nueve heridos; lamentablemente, dos llegaron sin vida, uno de ellos un niño pequeño.
El doctor Mohamed Shaaz no pudo contener su angustia al describir lo ocurrido: «Era caótico. El bombardeo fue muy cercano y todos estábamos aterrados por la explosión que resonaba tan fuerte como un trueno». Las imágenes eran desoladoras; heridas graves llenaban sus salas y el olor a humo invadía todo.
«Teníamos que actuar rápido», decía Shaaz con voz temblorosa. La situación era insostenible para ellos y para todos aquellos atrapados entre las balas y los escombros.