En un tono sombrío y directo, el expresidente ruso Dimitri Medvedev ha dejado claro que la idea de un desarme nuclear está más lejos que nunca. Este martes, mientras ocupaba su puesto como vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, soltó una afirmación contundente: «el desarme nuclear es imposible en las próximas décadas», incluso si se lograra un acuerdo de paz en Ucrania. ¿Su argumento? Un mundo que no para de avanzar en la creación de armas nuevas y cada vez más destructivas.
Medvedev no se cortó al decir que «la situación actual es tal» que, aunque cesara el conflicto en Ucrania, las potencias seguirían acumulando arsenales nucleares. Recordó cómo el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas III, firmado en 2010 con Barack Obama, no logró reducir el riesgo de guerra nuclear. Y apuntó directamente a Estados Unidos y sus aliados como los verdaderos culpables del estancamiento.
El peligro latente del conflicto
En sus palabras se notaba la indignación: “Ellos decidieron mantener una paridad nuclear formal mientras nos atacaban con sanciones y otras medidas”. Medvedev advirtió que esto pone al mundo al borde de una nueva catástrofe global. A pesar de los intentos del presidente Biden por restar importancia al riesgo nuclear —según él, todo era una «cínica mentira»—, la amenaza ha alcanzado niveles alarmantes.
No pasó por alto mencionar a Trump, quien sí reconoció verbalmente esta realidad aunque propuso un gasto exorbitante en defensa. Y para terminar su crítica dejó caer una observación mordaz sobre Europa: “Los idiotas europeos ni siquiera lo ven venir; han comenzado a tambalearse con su escaso potencial estratégico”. Así termina este capítulo oscuro donde las palabras son más que advertencias: son ecos de un futuro incierto.