MADRID, 7 de abril. Tres jóvenes, con edades que oscilan entre los 19 y 24 años, han sido arrestados en Dunkerque, al norte de Francia, el pasado miércoles. Se les acusa de estar tramando atentados, según ha revelado la Fiscalía Antiterrorista de París este domingo. Dos de ellos, incluyendo al más joven del grupo, enfrentan cargos serios como conspiración terrorista y posesión de explosivos. El tercero se encuentra bajo sospecha por no haber denunciado estos planes.
Los investigadores han señalado que en sus conversaciones se mencionaron lugares públicos y sinagogas como posibles objetivos. Todo esto salió a la luz gracias a una información crucial proporcionada por un familiar que decidió hablar. Esta acción ha permitido evitar un ataque inminente donde se preveía el uso de chalecos explosivos.
Detalles del operativo
La policía llevó a cabo un asalto en el hogar del principal sospechoso en Dunkerque durante la mañana del miércoles. Allí encontraron un chaleco explosivo y petardos que podrían haber sido utilizados para ensayar el atentado. También hallaron un manuscrito donde se leía una especie de juramento de lealtad al Estado Islámico. En esta operación participaron varias unidades: desde la Subdirección Antiterrorista hasta fuerzas especiales policiales RAID.
El sospechoso principal era conocido por su actividad en redes sociales, donde abiertamente defendía acciones terroristas y exhibía armamento. Aunque estaba radicalizado, sorprendentemente no figuraba en los registros destinados a prevenir radicalizaciones terroristas (FSPRT). Sin embargo, contaba con antecedentes penales por drogas. Tras su detención, él alegó que todo era parte de una interpretación ficticia sobre ser yihadista.
Acompañaban a este individuo otros dos detenidos; uno parece estar implicado directamente en el plan mientras que el otro simplemente conocía lo que sucedía pero no tomó acción alguna para detenerlo. La situación es alarmante y nos lleva a reflexionar sobre cómo estas dinámicas pueden surgir tan cerca de nosotros.