MADRID, 5 de febrero – La Asamblea Nacional de Francia ha desestimado dos mociones de censura impulsadas por la izquierda contra el Gobierno del primer ministro François Bayrou, tras activarse el artículo 49.3 de la Constitución. Este mecanismo permitió la aprobación de los presupuestos sin una votación previa en el Parlamento.
Resultados de las votaciones
La primera moción, presentada por La Francia Insumisa (LFI), recibió solo 128 votos, muy lejos de los 288 necesarios para llevarla a cabo. Esto se produjo luego de que Bayrou utilizara el artículo 49.3 en dos ocasiones para gestionar la aprobación rápida de los presupuestos y las cuentas de la Seguridad Social. A continuación, se votó una segunda moción de censura, que también fue rechazada, sumando apenas 122 votos.
A pesar de la oposición a la gestión del Gobierno, los socialistas anunciaron previamente su decisión de no desestabilizar al actual primer ministro. En un contexto de fricciones, seis diputados socialistas votaron a favor de la primera moción, lo que provocó críticas por parte de LFI, que acusó al Partido Socialista de romper acuerdos previos dentro de la coalición Nuevo Frente Popular (NFP).
LFI expresó su disconformidad, señalando que estos comportamientos son un retorno a las prácticas de “la vieja izquierda” que no cumplen con los compromisos adquiridos. En respuesta, el líder del Partido Socialista, Olivier Faure, defendió su postura al afirmar que su intención no era “salvar” al Gobierno de Bayrou, sino proteger los presupuestos del país.
El rechazo de las mociones de censura permite que el proyecto de presupuestos avance hacia una votación en el Senado el próximo jueves. Sin embargo, ante la activación nuevamente del artículo 49.3, LFI ha manifestado su intención de presentar una tercera moción de censura, lo que podría complicar aún más la situación política.
Esta dinámica de apoyo implícito de los socialistas al Gobierno de Bayrou ha afectado a la coalición de izquierda, que había logrado ser la más votada en las elecciones legislativas del verano pasado. A pesar de su éxito, el presidente Emmanuel Macron se negó a nombrar a un primer ministro progresista, lo que generó tensiones y eventual desplazamiento del Ejecutivo de Michel Barnier.