La noticia ha caído como un jarro de agua fría en Hollywood y más allá. Donald Trump, el actual presidente de Estados Unidos, ha desatado la indignación al atribuir el asesinato del cineasta Rob Reiner a una supuesta “obsesión furiosa” del director contra él. Este comentario, hecho en su plataforma Truth Social, ha dejado a muchos boquiabiertos y con ganas de gritar: ¡¿qué le pasa?!
Una reacción que hiere
En este trágico suceso, donde Reiner y su esposa, Michele Sanger, fueron asesinados por su propio hijo con problemas de adicción, Trump no dudó en lanzar acusaciones sin fundamento. En lugar de ofrecer palabras de consuelo o respeto hacia la memoria del cineasta, se dedicó a despreciar su legado. ¿Acaso no es suficiente? El exmandatario sostuvo que la culpa recaía sobre Reiner debido a sus posturas políticas provocativas que, según él, llevaron a otros a actuar violentamente.
Las palabras del presidente no solo son un ejemplo más de cómo ha rebajado los estándares del civismo político; también muestran una falta total de empatía. Como si eso fuera poco, se permitió calificarlo como alguien atormentado por una “enfermedad mental incapacitante” llamada síndrome de Delirio Trump. Sin duda, un insulto añadido al dolor que ya sienten sus seres queridos.
Entre las reacciones más críticas se encuentran voces incluso dentro de su propio partido. Legisladores como Thomas Massie han tachado sus comentarios como “una falta de respeto”. Y es que no solo se trata del lamento por la pérdida; también hay un contraste evidente entre cómo reaccionó Reiner ante el asesinato del activista ultraconservador Charlie Kirk y la insensibilidad mostrada ahora.
Rob Reiner fue mucho más que un simple director; fue un ferviente defensor de causas progresistas. Co-fundador de organizaciones que lucharon por los derechos igualitarios y promotor incansable del acceso a educación gratuita para todos los niños. Su legado vivirá en las batallas sociales que libró junto a aquellos que comparten su visión.
A pesar del intento torpe e hiriente por parte de Trump de minimizar el impacto positivo que tuvo en tantas vidas, es claro que el amor y admiración hacia Reiner perdurarán mucho más allá de cualquier comentario malintencionado.

