Robe Iniesta, el alma de Extremoduro y un referente indiscutible del rock español, nos dejó este miércoles a los 63 años. Un adiós que ha resonado en los corazones de millones de fans que encontraron en sus letras ese eco profundo y filosófico que tan bien sabía transmitir. A lo largo de más de tres décadas, Robe construyó un legado musical impresionante, con 14 discos al frente de su banda y otros cinco en solitario, pero a pesar de su fama, su vida personal siempre fue un misterio muy bien guardado.
Un hombre entre las sombras
Nacido en Plasencia el 16 de mayo de 1962, creció en una familia humilde y desde joven mostró su pasión por la música. Dejó los estudios pronto para trabajar junto a su padre y vender chuches; fue en esos momentos cuando comenzó a escribir sus primeras letras. Su camino no fue fácil, como él mismo cuenta: “No había dinero ni para grabar”, así que vendieron papeletas para financiar su primer disco.
A pesar del éxito estruendoso que le aguardaba con temas como ‘Agila’, la faceta más íntima y personal de Robe siempre quedó escondida tras sus potentes acordes. Compartió su vida con Bibi Vázquez, también originaria de Plasencia; juntos enfrentaron altibajos pero siempre regresaban a disfrutar del paisaje serrano donde crecieron.
Y es que la conexión con su tierra era palpable. “La gente me pide canciones sobre el mar”, decía Robe, subrayando esa necesidad vital por estar cerca del agua. Vivió por años entre Madrid y Barcelona hasta hallar refugio en Lezama (Vizcaya), donde se sentía más cerca de sus amigos musicales Fito Cabrales e Iñaki ‘Uoho’ Antón.
Pese a las dificultades físicas que le llevaron a cancelar conciertos el año pasado debido a un tromboembolismo pulmonar, nunca dejó de escribir. En entrevistas revelaba cómo se dedicaba cada noche a plasmar pensamientos e ideas mientras disfrutaba de platos caseros y alguna buena película.
Aún queda mucho por recordar sobre este gran poeta musical; desde sus influencias literarias hasta esas canciones desgarradoras que han marcado generaciones enteras. Su novela debut ‘El viaje íntimo de la locura’ es testigo fiel del talento detrás del micrófono: poesía cruda cargada con reflexiones profundas sobre la existencia.

