Imagina una tarde tranquila en Palma, donde el arte se respira por cada rincón. Así es como se siente la nueva etapa de la galería Kant, liderada por el marchante Kerry Harm Nielsen. Este espacio, que lleva más de dos décadas brillando en Dinamarca, ha decidido abrir sus puertas en el casco antiguo de nuestra querida isla. Con una propuesta que va más allá del típico cubo blanco, Nielsen y su comisaria, Nahir Fuente, han creado un lugar donde el arte no solo se muestra, sino que se vive.
Un hogar para el arte en Mallorca
Al cruzar la puerta, uno se siente como si estuviera entrando en un acogedor apartamento lleno de vida y creatividad. La galería ocupa una antigua fábrica de chocolate y cuenta con dos plantas repletas de obras cautivadoras. Además, a escasos pasos está el propio hogar de Nielsen, donde también exhibe parte de su colección personal. Y es que este neozelandés llegó a Europa hace 40 años buscando nuevas experiencias y ahora ha encontrado su lugar entre las olas del Mediterráneo.
Kerry nos comparte su deseo de hacer las cosas con calma. “No soy como esos extraterrestres que aterrizan aquí con ideas grandiosas”, dice riendo. Él quiere construir relaciones sólidas antes de lanzarse a la aventura artística completa. Para él, cada exposición es un paso hacia algo más grande; la primera muestra en esta nueva etapa lleva por título From Ground Swells to Breaking Waves, un viaje que refleja cómo la galería ha evolucionado hasta alcanzar este momento tan especial.
En cada rincón hay historias esperando ser contadas: desde esculturas complejas hasta cuadros que juegan con la realidad. ¿Y qué decir del ambiente? El espacio invita a disfrutar del arte sin prisa, rodeados de arquitectura tradicional mallorquina y diseño contemporáneo. Si quieres sumergirte aún más en este universo artístico, puedes pedir visitar su hogar privado donde el arte cobra vida entre conversaciones informales.
Nielsen no solo es un galerista; es un apasionado coleccionista que recuerda cómo quedó fascinado por ciertos artistas cuando era joven. Su entusiasmo al hablar sobre ellos contagia a quien lo escucha: “¡Era él de verdad!”, recuerda emocionado al hablar sobre Thomas Bang, uno de los artistas representados en esta primera exposición.
A medida que paseamos por las salas llenas de obras vibrantes y diversas –que incluyen desde daneses hasta estadounidenses– queda claro que esta galería es mucho más que un simple espacio para exhibir: es una celebración del arte vivo y auténtico en Mallorca. Un respiro fresco dentro del monocultivo turístico habitual, ofreciendo una conexión genuina entre las culturas.

