Damià Timoner ha tomado el tren desde Manacor a Palma, un viaje que no solo le transporta físicamente, sino que también le inspira. Al hablar de su música, nos cuenta que uno de sus últimos temas, titulado Locomotora, nace del traqueteo del tren y de la magia del cine mudo, recordando la película El maquinista de La General. Para él, la guitarra es más que un instrumento; es un símbolo del músico viajero.
En esta charla íntima, se recuerda a sí mismo como trompetista en La Búsqueda, un grupo con el que vivió una etapa inolvidable. “Fue un buen aprendizaje”, confiesa. Lo curioso es que sus compañeros no sabían que él era también guitarrista hasta después de varias sesiones juntos. “Alucinaban cuando reproducía las melodías”, añade entre risas.
Reflexiones sobre la música actual
Cuarenta años después, Damià sigue disfrutando de música que marcó su juventud. Sin embargo, tiene una opinión muy clara sobre el panorama musical contemporáneo: “El 90% de lo que se escucha hoy no sirve para nada. Si algunas canciones desaparecieran, el mundo iría incluso mejor”. No se corta al mencionar el reguetón, dejando claro que hay géneros cuya ausencia beneficiaría a la sociedad.
Aún así, pregunta tras pregunta nos lleva a reflexionar sobre artistas actuales como Rosalía. Su percepción es contundente: “No creo que dentro de 40 años sigamos hablando de ella como lo hacemos ahora”. Con astucia menciona cómo hay conciertos cuyas canciones parecen obsoletas en poco tiempo frente al legado atemporal de bandas como Depeche Mode.
Damià también está trabajando en nuevos proyectos musicales junto a otros artistas locales como Tomeu Penya. Su admiración por este último es evidente: “Siempre me ha impresionado su capacidad para reinventarse”. Y así continúa explorando nuevas sonoridades mientras se enfrenta a los retos de ser músico en una Mallorca cada vez más masificada por el turismo.
A pesar de las dificultades para tocar en las calles o encontrar espacios donde expresarse artísticamente, siempre encuentra refugio en Menorca. Allí escapa del bullicio y puede reconectar con su pasión por la música. En definitiva, Damià Timoner no solo toca instrumentos; crea historias y reflexiona sobre un mundo donde ciertas melodías quizás deberían quedar en el pasado.

