La noticia nos ha dejado un vacío inmenso. Frank Gehry, uno de los más grandes arquitectos de nuestro tiempo, ha fallecido a los 96 años en su hogar de Santa Mónica, California. Su partida marca el cierre de una era repleta de innovaciones que han desafiado las normas del diseño arquitectónico. ¿Quién no reconoce la silueta del Guggenheim de Bilbao? Este icónico museo, inaugurado en 1997, no solo revolucionó la ciudad vasca, sino que también redefinió cómo vemos la arquitectura contemporánea.
Un legado que va más allá de edificios
A lo largo de su vida, Gehry creó un impresionante legado con 18 obras clave repartidas por todo el mundo. Su estilo rompedor empezó a gestarse en su propia casa en Santa Mónica, donde experimentaba con materiales y formas. De ahí saltó a proyectos emblemáticos como la Casa Danzante en Praga o el espectacular Vitra Design Museum en Alemania.
Y España no se quedó atrás; aquí dejó su impronta con joyas como el Hotel Marqués de Riscal, en La Rioja, y el sorprendente Peix d’Or del Puerto Olímpico de Barcelona. Cada edificio es una historia viva, un diálogo entre arte y funcionalidad que habla por sí mismo.
No podemos olvidarnos tampoco de sus contribuciones al continente americano; desde rascacielos hasta auditorios vibrantes como el Pritzker Pavilion en Chicago. Y mientras seguimos mirando hacia adelante con la construcción del Guggenheim Abu Dhabi, queda claro que su influencia perdurará mucho después de su partida.
Sus obras son testigos mudos pero elocuentes de una época marcada por la audacia y la creatividad sin límites. Frank Gehry nos deja un mundo donde cada estructura cuenta una historia y sigue inspirando a futuras generaciones.

