En el corazón de Mallorca, una carta náutica del siglo XV está a punto de salir a subasta. Se trata de una auténtica joya creada por el maestro cartógrafo Pere Rossell, quien junto a los célebres Cresques y Gabriel Vallseca, marcó un hito en la historia marítima del Mediterráneo. Sin embargo, aquí está el dilema: esta pieza única podría irse para siempre si las instituciones públicas no actúan pronto.
Un patrimonio cultural en peligro
Actualmente, la única carta náutica de este periodo se encuentra en la Fundación Bartolomé March, pero ahora Sotheby’s lanza al mercado otro documento valioso. Historiadores destacados como Maria Barceló, catedrática emérita de Historia Medieval de la UIB, claman por acción inmediata. «Es una obligación moral para nuestras instituciones adquirirla; no podemos permitir que nuestro patrimonio cultural termine dispersándose por el mundo», asegura con firmeza.
Barceló recuerda que durante el esplendor gótico, Mallorca fue un cruce vital de culturas y un punto estratégico en el Mediterráneo. “Tenía conexiones comerciales relevantes hasta el Atlántico norte europeo”, añade emocionada. Este legado cartográfico es parte fundamental de nuestra identidad mallorquina y merece ser preservado y difundido.
El historiador Eduardo Pascual también se manifiesta con pasión: «La carta náutica de Pere Rossell debe regresar a casa; su figura es clave para entender nuestra historia». Es cierto, hay más fragmentos históricos dispersos; sin embargo, ¿cuántas oportunidades tendremos como esta? La directora del archivo del Reino de Mallorca nos recuerda que otros documentos han sido destruidos o perdidos por falta de cuidado.
Antoni Ginard, experto en cartografía, destaca que la pieza subastada es una de las más antiguas del maestro Rossell y tiene un valor incalculable. En total, apenas hay unas cincuenta cartas similares entre los siglos XIV y XV repartidas globalmente. Esta es una oportunidad dorada para poner en valor lo nuestro antes de que sea demasiado tarde.

