El pasado viernes, las Portasses de l’Hospici en Felanitx se convirtieron en el escenario perfecto para que unas 600 personas disfrutaran de una experiencia vinícola única. La feria, llamada Un gran dia, reunió a 20 bodegas mallorquinas, cada una presentando sus mejores caldos que prometen dar mucho que hablar en la añada de 2025.
Una Llamada a Proteger Nuestras Tierras
No solo se trató de degustar buenos vinos; fue también un grito colectivo por parte de viticultores y payeses locales. Entre los asistentes, destacó la voz firme de Catalina Bibiloni, quien pidió a todos que se detenga la voraz urbanización del suelo rústico. Xesc Grimalt, el reconocido enólogo de 4 Kilos Vinícola, compartió esta preocupación: «No podemos permitir más construcciones».
Tomeu Llabrés, conocido como Verdura, relató su experiencia sobre cómo había alquilado una viña en Santa María del Camí, pero ahora ve cómo su futuro está amenazado por el avance del ladrillo. «Justo al lado hay otra viña semiabandonada y he visto cómo han empezado a levantar muros donde antes había cepas», lamentó con tristeza. No hay tiempo que perder; o se actúa ya para limitar las construcciones o nuestros campos terminarán siendo pasto para grandes chalets.
A diferencia de otras ferias, este encuentro es como abrir la puerta a una bodega familiar. Aquí no solo probamos vino; vivimos el proceso detrás de cada botella gracias a los apasionados bodegueros que nos contaron sus historias con sus imprescindibles trinxets (cuchillos). Además, este año hubo degustaciones guiadas para conocer mejor cada vino.
Bodegas como Soca-rel, Can Ribas y José L. Ferrer hicieron parte del elenco que sorprendió a los asistentes. Y no olvidemos al sumiller Gabi Lucas con su colección personal llamada Seny, mostrando lo mejor del terruño mallorquín.
La feria ha sido un recordatorio poderoso: nuestros vinos son más que bebida; son cultura y tradición. Y hoy más que nunca necesitamos proteger lo nuestro.

