Pere Navarro, el talentoso músico ibicenco, acaba de recibir un merecido premio Enderrock por su doble álbum Quintessential, un trabajo que mezcla lo mejor del jazz con influencias afroamericanas. Este disco, publicado en febrero, ha sido presentado en varios rincones del mundo, incluido el club Pizza Express de Londres. Pero más allá de los reconocimientos, Pere se siente emocionado por estar al lado de Rels B, el famoso artista mallorquín. «Estar con Dani es como jugar en el Barça», dice con una sonrisa. Y no es para menos; la adrenalina de estar de gira le encanta.
Un artista polifacético en constante evolución
Mientras acompaña a Rels B en su gira internacional, que incluye paradas en Latinoamérica y Estados Unidos, Pere no se detiene. Está trabajando en nuevo material y colaborando con Kiko Navarro en un proyecto que promete fusionar jazz y electrónica. «Me gustan los retos; si no me estanco», confiesa este apasionado músico que toca la trompeta y el piano.
La música de Pere no se encierra en un solo estilo; él mismo la describe como una miscelánea. Su formación clásica se entrelaza con ritmos contemporáneos como funky, soul y house. Y cuando habla sobre su colaboración con Rels B, recuerda cómo surgió una melodía para una canción que habla sobre la mágica noche de San Juan: «Fue muy orgánico», asegura.
A pesar de tener tres discos a sus espaldas –Perenne, Live in Madrid y el premiado Quintessential– aceptar formar parte de la banda de Rels B supuso un dilema para él. Se preguntó si eso significaría renunciar a su propia marca personal. Pero lo cierto es que añoraba esa vida nómada llena de emociones.
Pere reflexiona sobre su carrera: tocar ante 20.000 personas en México para luego regresar a un pequeño bar de jazz donde hay solo 20 oyentes es algo espectacular. Cada experiencia alimenta su arte y lo hace sentir afortunado por poder explorar diferentes caminos musicales.
A medida que avanza hacia su próximo disco, recupera viejas canciones que nunca vieron la luz pero que ahora cobra sentido volver a darles forma. En definitiva, este ibicenco sigue demostrando que cada nota cuenta una historia y cada giro musical es parte del viaje continuo hacia nuevas fronteras creativas.

