Este miércoles, Valencia se convirtió en el escenario de una conversación profunda y reveladora. Jaume Plensa, el reconocido escultor catalán, visitó el Centro de Arte Hortensia Herrero para celebrar su segundo aniversario. Allí, no solo presentó su emblemática escultura «Tempesta», sino que también compartió sus pensamientos sobre la belleza, el silencio y la responsabilidad del arte en nuestra sociedad llena de ruido.
La búsqueda de belleza en un mundo turbulento
Plensa reflexionó sobre cómo el arte puede ser un refugio en momentos políticos tan polarizados como los que vivimos hoy. Asegura que “en un momento político como el actual, la belleza es más necesaria que nunca”, recordándonos que esta no solo embellece nuestro entorno, sino que también nos invita a pensar y a conectarnos con lo esencial. En sus palabras resuena una idea poderosa: el arte debe ser un lugar de encuentro donde podamos reconocer nuestras propias emociones.
Durante su charla, Plensa destacó su conexión con Valencia, una ciudad que ha sabido encontrar su propia respiración cultural. Su obra ha evolucionado hacia formas más serenas y tranquilas, una respuesta a la tensión del mundo contemporáneo. “Vivimos en una sociedad con una tensión enorme,” señala el artista. Y es precisamente por eso que considera fundamental crear espacios donde la gente pueda estar consigo misma.
A veces se siente que necesitamos hacer un esfuerzo consciente para recuperar ese silencio necesario entre tanto ruido exterior. La pregunta es: ¿se ha convertido el silencio en un lujo al alcance de pocos? Para Plensa, este es un recurso esencial para escuchar nuestros propios pensamientos y reacciones internas.
Las obras de Plensa están diseñadas no solo para ser admiradas desde lejos; buscan crear un diálogo íntimo con quienes las observan. A menudo se pregunta qué reacción quiere provocar en los espectadores: si esa interacción será intelectual o emocional. Al final del día, lo importante es generar conexiones duraderas; porque cuando alguien reconoce el valor de algo tras haberlo perdido, eso significa que ha habido un impacto real.
Parece claro que Jaume Plensa sigue siendo un faro de esperanza entre las sombras del presente. Su llamado a buscar lo bello y significativo nos recuerda que aún hay espacio para soñar juntos y construir comunidades alrededor del arte.”

