En el corazón de València, el Olympia se convierte en el refugio de risas y emociones con ‘El hijo de la cómica’, una obra que José Sacristán tiene la suerte de dirigir y protagonizar. Este gran actor, que tuvo la dicha de ser amigo del querido Fernando Fernán Gómez, comparte con nosotros lo que ha significado para él esa amistad: «Cuando lo conocías, pocas personas más tiernas y generosas que él».
Un legado imborrable
Hablar de su relación con Fernando es como abrir un libro lleno de recuerdos entrañables. “No solo era un profesional al que admiraba, sino un amigo al que quise mucho”, confiesa. Y es que sus vidas estaban llenas de coincidencias; desde sus abuelas hasta sus madres, todo les unía. A pesar del estrellato que ya tenía Fernán Gómez cuando lo conoció, José recuerda cómo Emma Cohen jugó un papel clave en su amistad: «Me dijo un día: ‘Estoy harta de que Fernando me hable de ti’». Esa conexión inicial fue lo que cimentó su vínculo.
Sin embargo, el paso del tiempo no ha sido fácil para recordar a las grandes figuras culturales como Fernán Gómez. José reflexiona sobre esto: “Es lamentable, pero muy pocos permanecen”. Aún así, asegura con firmeza que la huella dejada por Fernando es inquebrantable entre quienes le conocieron.
No obstante, a pesar de los altibajos del teatro en España y los desafíos diarios como actor -“es un comenzar nuevo cada día”-, José mantiene una actitud positiva. «El teatro sigue vivo», dice convencido mientras observa cómo se ha democratizado y adaptado a los nuevos tiempos.
Aunque la desigualdad persiste y la lucha social continúa siendo un tema candente en nuestras vidas, él prefiere concentrarse en lo positivo: “Cuento con un público fiel”. La esencia del teatro puede aliviar las penas del alma sin cambiar necesariamente el rumbo histórico.
Por último, cuando le preguntan acerca de ser considerado una figura histórica dentro del panorama cultural español, responde con desparpajo: «Eso me suena a museo; yo sigo vivo y currando». Un claro recordatorio de que mientras haya pasión por su arte, siempre habrá lugar para soñar.

