La escritora mallorquina Carme Riera ha dejado claro que lo que está ocurriendo en Gaza es algo incomprensible. «Las víctimas de antes se han convertido en verdugos», afirma con una claridad abrumadora. Este miércoles, la autora, conocida por sus 14 novelas y múltiples obras, presentó su libro Gràcies, un homenaje a sus 50 años en el mundo literario, en la biblioteca Can Sales de Palma.
Una mirada hacia atrás
En este encuentro, Riera no solo habló de su obra, sino también de cómo ha cambiado Mallorca a lo largo del tiempo. Recordó una isla menos contaminada y más pura, un verdadero paraíso que ahora parece lejano. Su primera publicación fue hace medio siglo y parece que el paso del tiempo no solo ha afectado al entorno, sino también a las emociones que siente al ver cómo ha evolucionado su carrera.
La autora recuerda con cariño aquel primer lector que se acercó a ella durante Sant Jordi de 1975: «Le debo mucho a ese chico. Si no llega a ojear mi libro, me hubiera quedado con las manos vacías». Además, reconoce irónicamente la influencia positiva de un censor del franquismo en su escritura sobre los marginados: «Desde entonces me he dedicado a contar historias de quienes sufren».
A pesar de sus logros y reconocimientos recientes—charlas con figuras públicas y exposiciones—Riera confiesa sentirse abrumada por tanto homenaje. Pero eso no le impide seguir reflexionando sobre la literatura y su impacto. En su opinión, los libros tienen un poder especial: «Algunos dan sentido a nuestras vidas».
Así es como se muestra Riera: sincera y cercana. Afirma que escribir es casi como un salvavidas frente al inevitable paso del tiempo. Y aunque reconoce momentos de duda sobre si continuar escribiendo o simplemente descansar, lo cierto es que siempre vuelve al papel como refugio.
No podemos dejar pasar sus comentarios sobre la actualidad literaria; bromea diciendo que podría prohibir los libros para aumentar el interés por ellos. ¿Por qué? Porque al final todos buscamos respuestas en ellos.