El mundo de la música ha perdido a uno de sus grandes, y es que Rick Davies, cofundador y corazón de Supertramp, ha fallecido a los 81 años tras una larga batalla contra un mieloma. Este triste acontecimiento, ocurrido el pasado sábado en Long Island (EE.UU.), nos deja huérfanos de su inconfundible voz y su pasión por el arte musical.
Originario de Swindon, nacido el 22 de julio de 1944, Rick comenzó su amor por la música desde niño, cuando escuchaba “Drummin’ Man” del gran Gene Krupa. A partir de ahí, se sumergió en el mundo del jazz, blues y rock’n’roll hasta fundar Supertramp en 1969 junto a Roger Hodgson. Quienes conocen su obra saben que temas como “Dreamer”, “Breakfast in America” o “Goodbye Stranger” son más que canciones; son himnos que han marcado generaciones.
Un legado imborrable
Supertramp no sería lo mismo sin él; como vocalista y pianista, dejó una huella profunda en la historia del rock. El grupo recordó cómo su “voz llena de alma y su toque especial en el Wurlitzer se convirtieron en el latido del sonido distintivo”. Pero más allá del éxito, sus amigos lo recuerdan por su calidez humana y dedicación a su esposa Sue, con quien compartió más de cinco décadas.
A pesar de los problemas de salud que lo alejaron del escenario durante años, siempre encontró consuelo tocando con viejos amigos en Ricky and the Rockets. En palabras del propio grupo: “La música y el legado de Rick continúan inspirando a muchos”, demostrando así que las grandes canciones nunca mueren; simplemente viven en nuestros corazones.