Pablo Colacrai, un nombre que empieza a resonar con fuerza en el mundo literario. Este escritor argentino, nacido en Rosario en 1977, ha sido recientemente galardonado con el Premio de Novela Breve Juan March Cencillo por su primera novela, ‘El paraguas de Chéjov’. La obra ha sido descrita por el jurado como «llena de maravillas, laberintos y pasiones». Sin duda, un reconocimiento que no llega por casualidad.
La pasión por contar historias
Desde pequeño, Pablo tenía claro lo que quería: ser futbolista y escribir un libro. Aunque su camino le llevó a explorar otras carreras antes de dedicarse plenamente a la escritura, su amor por los libros nunca se desvaneció. En sus propias palabras: «La literatura y la escritura son una forma de ver el mundo». Esta filosofía es la base de sus talleres de escritura, donde busca crear una comunidad activa alrededor del acto de escribir.
El premio al que se presentó no fue fruto del azar; lo encontró en una web dedicada a concursos literarios. «Me sorprendió recibir noticias del presidente del jurado», confiesa emocionado. Para él, ‘El paraguas de Chéjov’ es más que un libro; es un reflejo de experiencias vividas y emociones profundas.
Su obra se construye sobre la imposibilidad de hablar abiertamente sobre ciertos temas difíciles. A través de un personaje que representa sus luchas internas, Pablo logra conectar con los lectores mediante reflexiones sobre autores como Chéjov y otros grandes referentes como Hemingway o Katherine Mansfield.
En cuanto a sus cuentos, estos surgen generalmente de situaciones cotidianas que le llaman la atención: «Hay algo en lo mundano que despierta mi interés», dice. Y así, cada anécdota se transforma en una historia rica y llena de matices.
Pablo también destaca la importancia del trabajo colectivo en sus talleres: «No es solo lo que yo diga; es cómo el grupo funciona junto». Se siente agradecido por haber aprendido bajo la tutela de Alma Maritano, quien dejó una huella imborrable en su proceso creativo.
Cuando se le pregunta qué consejo daría a quienes quieren dedicarse a la escritura responde sin dudarlo: «Escribir mucho, leer mucho y tener paciencia». Para él, el proceso es largo pero gratificante; hay que disfrutar cada paso del camino. De cara al futuro, Pablo aspira a seguir escribiendo porque esa es su verdadera pasión: «Mientras tenga cosas que decir y ganas de hacerlo, seguiré adelante».