En un emocionante acto celebrado este jueves, el Consell de Mallorca y el Obispado han dado a conocer la finalización de la restauración de tres icónicas Vírgenes Dormidas. Estas obras, que forman parte del alma cultural de nuestras parroquias, han sido rehabilitadas en Sant Bartomeu de Capdepera, Sant Cristòfol de Biniali y Sant Jaume de Palma.
Un esfuerzo conjunto por preservar nuestra historia
Antònia Roca, vicepresidenta del Consell y consellera de Cultura y Patrimonio, no ha escatimado en elogios hacia todos los involucrados. “Estamos comprometidos con mantener vivo nuestro patrimonio cultural”, afirmó. Este año, se destinaron 955.000 euros para garantizar que estas joyas artísticas sigan brillando en nuestra comunidad.
Francesc Vicens, vicario episcopal para el Patrimonio Histórico y Cultural del Obispado, también subrayó el compromiso colectivo. Resaltó que más de 80 Vírgenes Dormidas en la isla están en estado aceptable, aunque no sin retos: “Les doy un seis o siete sobre diez”, dijo con sinceridad.
Las restauraciones no han sido sencillas. Las Vírgenes Dormidas de Capdepera y Biniali han pasado por dos años intensos de estudio antes de ser intervenidas; su condición había sido deteriorada por xilófagos y manipulaciones desafortunadas a lo largo del tiempo. En Sant Jaume, la obra requería hasta tres fases para asegurar su correcta rehabilitación.
Pere Terrassa, uno de los restauradores al mando del proyecto con Xicaranda, compartió que lo más complicado fue lidiar con la estructura original: “Tuvimos que crear una base metálica para elevarla un centímetro”. Esta medida no solo es técnica; es un acto respetuoso hacia la obra original. Terrassa también apreció el nivel excepcional del trabajo realizado por Adrià Ferran en 1815, destacando lo impresionante que es ver cómo cada detalle cobra vida.