¿Quién puede olvidar la magia de ‘Buenos días, tristeza’? Esta novela, escrita por la talentosa Françoise Sagan en 1954, está haciendo un regreso triunfal gracias a una nueva biografía y una película que promete reavivar el interés por su obra. La historia, ahora adaptada para la pantalla grande y disponible en Filmin, cuenta con un elenco impresionante: Claes Bang, Cloë Sevigny y Lily McInerny. Y así, la historia de Cécile vuelve a cobrar vida.
Un ícono literario que desafió los límites
Françoise Sagan no era una escritora cualquiera; su vida estaba marcada por la velocidad y el escándalo. Cuando recibió 50.000 francos por su primera novela, se compró un Jaguar que estrelló poco después. Curiosamente, en ‘Buenos días, tristeza’, un accidente automovilístico desencadena una tragedia. A sus 18 años ya vivía al límite y continuó haciéndolo hasta su fallecimiento a los 69. Aquellos que la conocieron aseguran que nunca llegó a madurar del todo.
La llegada de esta nueva edición de ‘Buenos días, tristeza’, publicada por Tusquets, nos recuerda lo audaz que fue Sagan al abordar temas como el amor sin culpa y las complejidades de las relaciones humanas. El verano pasado también vimos salir ‘Françoise Sagan. A toda velocidad’, una biografía fascinante escrita por Marie-Dominique Lelièvre que revela aspectos íntimos de su vida a través del testimonio de amigos cercanos como Florence Malraux.
Sagan no solo rompió moldes literarios; se convirtió en un símbolo del espíritu juvenil de su época. En sus páginas encontramos un reflejo de las ansias de libertad que marcarían toda una generación en Europa y Estados Unidos durante los años sesenta.
Aunque han pasado décadas desde su publicación original, el relato sigue resonando con fuerza hoy en día. La protagonista Cécile vive unas vacaciones idílicas en Saint-Tropez junto a su padre viudo; sin embargo, la llegada de Anne provoca cambios inesperados en esta dinámica familiar y desata todos los miedos e inseguridades propias del paso a la adultez.
La capacidad crítica hacia la supuesta amoralidad del personaje principal ha sido objeto de debate durante años; Sagan misma defendió este aspecto diciendo: «Era inconcebible que una joven pudiera disfrutar sin ser castigada». Estas palabras resuenan aún más cuando pensamos en cómo nuestra sociedad lidia con temas similares hoy.
Sagan vivió rápido: se casó joven y tuvo múltiples romances mientras luchaba contra sus propios demonios personales. Su legado es innegable; dejó tras de sí no solo una deuda considerable sino también obras memorables que siguen encantando a lectores nuevos y antiguos.