En una cálida tarde de agosto en A Coruña, Nacho García Vega, el carismático líder de Nacha Pop, comparte sus reflexiones tras un año complicado. Hace solo unos meses, se enfrentaba a un diagnóstico de cáncer en el pulmón que obligó a la banda a cancelar su gira. «Fue un momento duro», confiesa con sinceridad. Pero gracias a la quimioterapia y la inmunoterapia, hoy se siente completamente recuperado y listo para volver a conquistar los escenarios.
La esencia del sonido actual
A pesar de que muchos consideran a Nacha Pop como un grupo para nostálgicos, él tiene una visión diferente. «Es cierto que empezamos en los 80 y eso nos ha marcado», dice con una sonrisa. «Pero lo que hacemos ahora es muy actual y tiene energía». Su música resuena con las nuevas generaciones, quienes sienten curiosidad por el espíritu directo y desenfadado de esa época. “Nos sentimos como si tuviésemos 25 años”, añade entre risas.
Después del doloroso silencio tras la pérdida de Antonio Vega, la banda decidió regresar en 2017. «El repertorio define a una banda», afirma Nacho, destacando que las canciones emblemáticas siguen vivas en cada actuación. Con su último disco ‘Efecto inmediato’, han encontrado el equilibrio perfecto entre lo antiguo y lo nuevo. “A veces me preguntan si tocaré ‘Chica de ayer’”, bromea; “si quiero salir vivo del concierto, más me vale incluirla”.
Aunque algunos críticos piensan que Nacha Pop no tendría sentido sin su querido Antonio, el cariño del público ha sido abrumador desde su regreso. “La gente sabe quién falta”, reconoce Nacho emocionado; “pero hemos continuado lo que él hubiera querido”. La familia de Antonio ha sido un apoyo constante en este camino; “hacerle homenaje es lo que realmente importa”. Así sigue viva la llama de Nacha Pop, dispuesta a seguir sorprendiendo al público.