Cuando hablamos de cine, a veces nos encontramos con historias que trascienden la pantalla. ‘Mi postre favorito’, la nueva obra de los directores Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha, es una de esas películas que no solo entretiene, sino que también enfrenta un sistema opresor. Desde su reconocimiento en la Berlinale, este filme ha recorrido el mundo acumulando premios y elogios, pero sus creadores han tenido que vivirlo desde la distancia forzada de su hogar debido a las restricciones impuestas por el régimen iraní.
Un viaje marcado por la represión
A pesar del éxito internacional, Moghadam y Sanaeeha han sido condenados a 14 meses de prisión simplemente por hacer arte. Su delito: crear lo que el gobierno considera «propaganda contra la República Islámica». La película muestra momentos cotidianos como una mujer bebiendo y bailando en casa sin hiyab, algo tan normal para muchos, pero absolutamente inaceptable para un régimen que quiere imponer su moralidad a toda costa.
Moghadam expresó en una entrevista: «Desde 1979, las mujeres llevamos una doble vida; somos las mismas personas fuera del hogar y dentro debemos ocultarnos tras una fachada religiosa». Este conflicto entre lo que se vive y lo que se muestra es el eje central de ‘Mi postre favorito’, donde nos encontramos con Mahin, una viuda de 70 años que decide recuperar su esencia perdida al invitar a un desconocido a compartir un momento en su hogar. Con cada baile en ese salón lleno de recuerdos, se abren puertas no solo hacia la libertad personal sino también hacia una crítica social profunda.
Y es que esta película no surge en un vacío; llega justo después de las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini. Un contexto en el cual los artistas sienten aún más presión para silenciarse o arriesgarse a severas consecuencias. Pero los directores optaron por seguir adelante con su proyecto pese a todo: “Era nuestro deber terminarla”, afirmaban con determinación.
No podemos olvidar cómo este tipo de persecución cultural ha estado presente durante décadas en Irán. Aunque ahora vemos más producciones audaces enfrentándose directamente al patriarcado -como ‘La semilla de la higuera sagrada’- nunca ha sido fácil ser creador en un entorno tan hostil. Lo cierto es que estos valientes artistas siguen rompiendo barreras, negándose a dejarse aplastar por el miedo.
‘Mi postre favorito’ no solo busca entretener; busca inspirar y dar voz a quienes viven bajo sombras. Esta historia es un recordatorio poderoso sobre la resistencia humana ante cualquier forma de opresión.