Hoy es un día especial para Guillem Gisbert, el alma de Manel. A las 21:00 horas, este talentoso cantante y compositor se subirá al escenario del Atlàntida Film Fest en Palma, listo para compartir su primer disco en solitario, Ballar la masurca!, tras más de quince años junto a su banda. Y es que Mallorca siempre ha sido una fuente de inspiración para él. «Esta isla ha estado conectada a nuestra historia desde el inicio, cuando lanzamos Els millors professors europeus en 2008″, cuenta con una sonrisa.
Nuevas melodías y viejas amistades
Arropado por un equipo de músicos excepcionales -entre ellos Glòria Maurel a la batería y Jordi Casadesús al bajo- Guillem está emocionado. En esta nueva etapa se siente libre para experimentar y aprender de diferentes productores. «Es un viaje diferente», dice entusiasmado. Reconoce que ya en 2019 empezó a buscar nuevas influencias mientras trabajaba en Per la bona gent. «Quería cambiar de dinámica y disfrutar del aire fresco que todos necesitamos a veces».
A pesar del cambio, no ha sentido miedo ante este nuevo camino; más bien ilusión por todo lo que está por venir. En sus palabras hay una mezcla de nostalgia por los inicios y emoción por lo nuevo: «Me he dado cuenta de que mi carrera estaba tomando un rumbo distinto, pero eso me hace feliz».
La creatividad puede ser complicada; Guillem lo sabe bien. Se refiere a ese momento previo al lanzamiento de una canción como algo casi mágico y aterrador: «Nadie sabe realmente si lo que está haciendo será un éxito o no». Su consejo es claro: empezar siempre sin altas expectativas porque eso puede ser liberador.
Aún así, mantiene su relación cercana con los miembros de Manel. «Hay un trato casi diario entre nosotros, mucho amor», asegura convencido de que todavía tienen mucho por crear juntos en el futuro.