En el corazón de Almería, más precisamente en la pintoresca localidad de Níjar, se erige el Cortijo del Fraile, un lugar que, tras años de abandono y olvido, comienza a renacer gracias a un grupo de arquitectos tinerfeños. Este emblemático cortijo no solo es parte del paisaje; es un pedazo de historia. Fue el escenario del famoso crimen que inspiró a Federico García Lorca para crear su obra maestra Bodas de Sangre. Pero eso no es todo. También fue testigo de los rodajes de clásicos del cine como El bueno, el feo y el malo, dejando una huella imborrable en la cultura cinematográfica.
Una lucha por la recuperación
La historia del Fraile ha sido complicada. Desde su construcción en el siglo XVIII por los Dominicos, ha enfrentado múltiples vicisitudes. La Diputación de Almería lo adquirió en 2022, tras haber sido declarado en estado de ruina desde 2012. Sin embargo, gracias al empuje incansable de colectivos vecinales que han defendido su importancia cultural durante años, ahora se están sentando las bases para su restauración.
El equipo tinerfeño 3XC Arquitectos, bajo la dirección de Cristina López Pérez, se ha embarcado en esta aventura. “Es nuestra oportunidad para transformar este lugar y devolverlo a la comunidad”, dice Cristina con entusiasmo. Junto a sus colegas Nichel Hernández Gálvez y Rishi Hassani Chandiramani, están trabajando en un plan director que marcará el camino hacia su revitalización.
Estudiar las condiciones actuales del edificio ha sido crucial. Han recorrido sus espacios repetidamente, midiendo cada rincón y documentando lo poco que queda en pie. “Nos sabemos cada grieta”, bromea López mientras recuerda las visitas al cortijo.
Aunque el vandalismo y el expolio han hecho estragos —no queda ni una sola pieza original— hay esperanza en la restauración consciente y respetuosa con los materiales locales. “Queremos que sea un ejemplo de sostenibilidad”, enfatiza Cristina, aludiendo a las características únicas del edificio y su entorno natural.
A medida que avanza este proceso apasionante, se abre una puerta a nuevas posibilidades para el cortijo: más allá del pasado trágico y glorioso que lo rodea, está llamado a convertirse nuevamente en un espacio vivo para todos los vecinos. El futuro es prometedor, lleno de oportunidades para volver a conectar con nuestras raíces culturales.