Cultura

Miquel Barceló regresa a Ibiza con una exposición que nos transporta a las cavernas

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La noche del pasado sábado, la Sala de Armas del MACE se convirtió en un auténtico hervidero cultural. Más de un centenar de asistentes, entre los que se encontraban figuras destacadas del arte y la política, se reunieron para disfrutar de la obra del célebre artista mallorquín Miquel Barceló. Esta es su tercera muestra en el museo ibicenco y está llena de obras, muchas de ellas por primera vez expuestas.

Un viaje hacia el pasado

La sala ha sido transformada en una especie de cueva decorada con pinturas que evocan las antiguas manifestaciones artísticas que Barceló tanto admira. Enrique Juncosa, el comisario de la exposición, resaltó durante la inauguración cómo el arte rupestre le ha inspirado desde siempre. “Es un honor tener aquí a uno de los artistas más influyentes”, comentaba Patricia Boned, emocionada al ver a Barceló exhibir su trabajo en Ibiza.

No solo artistas locales se dieron cita; también hubo rostros conocidos del panorama nacional como Santi Moix y Joan Gràcia. El evento atrajo incluso a numerosos políticos, lo que refleja la importancia cultural que esta exposición tiene para la isla. El alcalde Rafael Triguero destacó que tener a Barceló en Ibiza “posiciona aún más nuestra ciudad en el mapa cultural internacional”.

Las intervenciones continuaron con Jaume Bauzà, conseller balear, quien habló sobre el título intrigante de la muestra: «Present Permanent», invitando al público a reflexionar sobre nuestra conexión con el arte y nuestro pasado. «Barceló es un alquimista de texturas», dijo Bauzà mientras animaba al público a sentir más allá de lo visible.

Elena Ruiz Sastre, directora del MACE, explicó que este título hace referencia al libro El presente eterno, sugiriendo que “somos siempre ese ser primitivo que quiere trascender”. Las obras presentadas incluyen lienzos y cerámicas llenas de vida donde predominan los tonos blanco y negro con pinceladas sutiles de color.

A medida que avanzaba la noche, Barceló llegó finalmente al museo tras unos minutos de retraso. Con una sonrisa cálida compartió anécdotas sobre su pasión por el arte primitivo e hizo hincapié en que “no hay progreso en pintura; siempre pintamos por las mismas razones”. Su conexión personal con África y sus recuerdos sobre Altamira resuenan profundamente en sus obras actuales.

Este nuevo capítulo en su carrera no solo fue bien recibido; fue celebrado como un acontecimiento único. La sala vibraba con entusiasmo mientras los asistentes admiraban cada detalle cuidadosamente elaborado por el artista. Sin duda alguna, Miquel Barceló ha traído consigo no solo su talento sino también una invitación a explorar nuestra propia historia artística.

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