El 13 de junio, el mundo del cine se tiñó de tristeza al conocerse la noticia del asesinato de Jennifer Abbott, una directora canadiense que dejó su huella en el festival de Sundance con su documental ‘La corporación’. A sus 69 años, Abbott fue encontrada muerta a puñaladas en su hogar en Camden, Londres, un lugar donde había construido su vida tras abandonar Estados Unidos hace más de una década. La brutalidad del crimen nos deja helados y nos plantea muchas preguntas sobre la seguridad en nuestras comunidades.
Un robo que acaba en tragedia
Los detalles que emergen son escalofriantes. Según la Policía Metropolitana, todo apunta a que se trató de un robo planificado. El cuerpo de Abbott fue hallado con cinta aislante en la boca y varias heridas provocadas por un objeto punzocortante. Lo más inquietante es que le habían robado un reloj Rolex adornado con diamantes, mientras dejaban a su perro Prince encerrado en el baño. Este fiel compañero sobrevivió tres días solo hasta que la sobrina de Jennifer decidió actuar tras no tener noticias de ella.
La autopsia reveló lo que ya todos temíamos: las heridas fueron fatales y los investigadores están recabando información sobre intrusiones previas en el edificio. Residentes han compartido sus miedos sobre robos menores y personas sin hogar durmiendo en zonas comunes; todos estos hechos han dejado una sensación generalizada de inseguridad.
Amigos cercanos a Abbott recuerdan cómo ella misma les confesaba su angustia ante esta situación: “Me decía entre lágrimas que apenas podía dormir por las noches”, relata una amiga visiblemente afectada. Mientras tanto, la policía indaga si hay más objetos desaparecidos además del reloj, buscando resolver este caso tan desgarrador.