Antonio Muñoz Molina, el afamado autor nacido en Úbeda en 1956, se sienta a charlar sobre su último trabajo, ‘El verano de Cervantes’, una obra que mezcla recuerdos de infancia con la profunda lectura de ‘Don Quijote’. En esta conversación, nos comparte cómo este clásico ha estado presente a lo largo de su vida, como un amigo fiel que siempre regresa.
Un Verano Inesperado
«Siempre he leído ‘El Quijote’, pero ¿por qué ahora?», se pregunta Antonio. Y es que la escritura no siempre sigue un plan preestablecido. «Me gusta que los libros lleguen sin avisar», añade con una sonrisa. Ese verano hace diez años fue especial; no había presión por escribir y pudo sumergirse en las páginas del ingenioso hidalgo. Así, entre notas y citas garabateadas, nació su nuevo libro.
A medida que avanzaba en su lectura, notó algo fascinante: la centralidad del verano en ‘Don Quijote’. La novela transcurre bajo el sol ardiente y las aventuras veraniegas lo llevaron a recordar sus propias lecturas infantiles en su querida Úbeda. «Encontré ‘Don Quijote’ por casualidad; leía lo que caía en mis manos», cuenta. El entorno rural de los años 60 resonaba con el mundo cervantino.
Pero leer una obra así no es tarea fácil. «Cada lector pone más de sí mismo al leer de lo que imagina», reflexiona Antonio. Es un viaje personal donde cada quien tiene su propia experiencia y necesita acompañamiento para descubrir esas joyas literarias.
Y cuando le preguntan sobre el impacto actual de ‘Don Quijote’, revela un aspecto interesante: la relevancia de los personajes femeninos que rompen moldes para perseguir sus sueños. Eso hoy resuena diferente que hace décadas. Además, destaca cómo Cervantes retrata la corrupción y crueldad del sistema judicial; algo tan vigente como entonces.
En cuanto al género de su libro, Antonio evade clasificaciones rígidas: «A veces hay obras que escapan a cualquier etiqueta». Y eso es precisamente lo mágico de la literatura; cada historia puede ser muchas cosas al mismo tiempo.
Cervantes es considerado el fundador de la novela moderna por mostrar toda la diversidad humana; desde campesinos hasta nobles, todos tienen voz y dignidad. En tiempos donde hablamos tanto sobre salud mental, él ya reflejaba esa lucha interna entre lucidez y locura en sus personajes.
Así es como Antonio Muñoz Molina nos invita a redescubrir a Cervantes no solo como un escritor monumental, sino como un agudo observador del alma humana y sus complejidades.