El Mallorca Live se ha convertido en un hervidero de emociones y sonidos, gracias a Massive Attack, que no solo trajo su música electrónica al escenario, sino que también lanzó un potente mensaje sobre la situación en Gaza. La noche del festival se vivió con intensidad, atrayendo a unas 18.000 personas, muchas de ellas treintañeras que buscaban más que solo un buen espectáculo.
Un Concierto Que Dejó Huella
Ver a Massive Attack es como entrar en un trance colectivo. La mezcla entre los ritmos envolventes y las imágenes potentes proyectadas detrás de ellos crea una experiencia única. Durante su actuación, los británicos no dudaron en mostrar el horror del conflicto en Gaza, con imágenes impactantes que incluyeron al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y ese sonrojante proyecto de Trump para convertir la ciudad en algo así como una Riviera del Oriente Próximo. Al ver esto, algunos asistentes levantaron banderas palestinas, mostrando su apoyo y descontento.
Acompañando a esta gran banda se presentaron artistas locales como Maika Makovski, quien no tuvo reparos en preguntar al público: «¿Hay que quemar alguna inmobiliaria?» Su energía fue contagiosa y capturó la esencia del momento. También brillaron grupos mallorquines como Peligro! y Midnight Walkers, recibiendo aplausos sinceros por parte del público.
No podemos olvidar el impacto de otras leyendas como Suede o Alcalá Norte; estos últimos sorprendieron a muchos con su propuesta camaleónica, mientras el vocalista Álvaro Rivas animaba desde su camiseta del Real Mallorca. Su canción ‘Los chavales’ resonó entre los fans, con ese estribillo pegajoso que ya se siente parte de la cultura popular local.
A medida que avanzaba la jornada, el ambiente seguía cargado de talento emergente con nombres como Bikôko y Maximiliano Calvo ganándose el reconocimiento del público. Y aunque este festival va llegando a su fin, la última noche promete sorpresas con actuaciones esperadas como las de Lyras Hëll o Go Cactus.
Así queda claro: no solo fue música lo que escuchamos durante estos días; fue también una llamada a la reflexión sobre lo que está pasando lejos de aquí. Un festival donde cada acorde cuenta una historia y donde cada letra invita a pensar más allá del baile.”