Cultura

Sónar arranca su jornada inaugural con una mezcla de música y conciencia social

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El festival Sónar de Barcelona ha dado el pistoletazo de salida a su primera jornada este jueves por la tarde. Pero no solo se trata de música; este año, en medio del bullicio festivo, hay un trasfondo muy relevante. La controversia que rodea al evento debido a su relación con el fondo estadounidense KKR, vinculado a intereses en Israel y territorios ocupados, ha hecho que muchos asistentes reflexionen sobre su presencia aquí.

Una comunidad unida por la música y la lucha

Entre los que han decidido asistir está Fede, una italiana afincada en Barcelona desde hace 25 años, y Ricke, una danesa que viajó exclusivamente para el festival. “Este es nuestro encuentro anual”, dice Ricke mientras lleva puesta una gorra que dice ‘Luz’. “Hemos hecho el esfuerzo porque creemos en lo que representa el Sónar”. Este año, solo cuatro de los treinta amigos del grupo pudieron venir; pero eso no les quita las ganas de celebrar juntos.

Ricard, otro habitual del Sónar durante más de 12 años, también trajo consigo una bandera de Palestina. “No fue fácil decidir venir. Sin embargo, creo que es importante estar presente y manifestarme desde dentro”, comenta. A pesar de las cancelaciones de algunos artistas por motivos éticos, Ricard siente que el festival ha intentado dialogar con ellos y eso merece reconocimiento.

Eder y Alberto son dos jóvenes provenientes de Holanda que llegaron al festival llenos de expectativas. “Siempre soñamos con tener un grupo así para venir”, dicen emocionados. Aunque consideraron no asistir por la polémica, reconocen: “Al final somos todos esclavos del capitalismo”. A unos días del festival esperan disfrutar de Nathy Peluso y Samantha Hudson.

Anaïs ha venido desde Alicante pero regresará esa misma noche porque tiene dos bebés pequeños. “En un futuro espero traerlos aquí”, afirma mientras bromea sobre cómo le gusta descubrir nuevos artistas: “Cuanto menos conozco a los músicos, más ansias tengo por verlos”. Por su parte Marc añade: “Sinceramente creo que mi asistencia no va a cambiar nada allá afuera”.

Mónica e Ivette viven su primera experiencia en el Sónar y están encantadas con el ambiente relajado: “Es perfecto para disfrutar sin agobios”. Aunque han leído sobre la controversia respecto a Israel, decidieron mantener sus entradas después de leer las declaraciones del festival.

Así comenzó esta edición del Sónar: llena de ritmos vibrantes pero también cargada de reflexiones profundas sobre lo que está ocurriendo en el mundo. Como bien dice Fede: «Hace falta la luz porque hace falta encontrar un camino». Y ese camino hoy parece pasar por un espacio donde la música une más allá de las diferencias.

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