La reconocida cineasta Isabel Coixet nos sorprende una vez más. En el Museo Thyssen-Bornemisza, se exhiben 50 collages que ha ido creando en secreto durante los últimos 15 años. Sí, has leído bien. A sus 65 años, Coixet sigue reinventándose y mostrando que su creatividad va mucho más allá del cine.
En esta exposición, titulada Fotocollages. Aprendizaje en la desobediencia, la artista ha reunido obras que parecen sacadas de un storyboard cinematográfico. “No empecé pensando en nada concreto, simplemente me encanta acumular cosas absurdas”, confiesa. Y así, cada collage invita al espectador a completar lo que está inacabado, a imaginar lo que podría haber sido.
Un viaje por la memoria y el compromiso social
Aquí las fotografías y papeles se convierten en evocaciones de escenas cotidianas, reflejando la profunda conexión de Coixet con el arte y su firme compromiso social. “Era una niña que odiaba las manualidades; siempre quise escribir y hacer películas”, añade con una sonrisa nostálgica.
Lo realmente fascinante es cómo estas obras conectan con su carrera cinematográfica: siempre humanista, siempre feminista. Cada diseño es un homenaje a la tradición vanguardista del collage, algo que Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, destaca al recordar a otros cineastas que también han explorado este camino artístico.
Las frases intercaladas en diferentes idiomas aportan un juego visual único y enriquecen la experiencia del espectador. “Mi mochila tras la cámara no es diferente a la que llevo cuando hago collages”, dice Coixet mientras continúa creando nuevas piezas. Esta exhibición puede ser su primera vez mostrando este trabajo… pero sin duda no será la última.