Pep ha decidido celebrar su cumpleaños de una forma diferente, algo que no suele hacer. «Este año lo haré en casa con los vecinos», anuncia con entusiasmo. Antonia, sorprendida, no puede evitar preguntar: «¿En serio?» A medida que se desarrolla la conversación, Pep revela un aire de misterio mientras observa por la ventana, jugueteando con la patilla de sus gafas.
La lista de invitados y las banderas rojas
Antonia acepta la propuesta y juntos empiezan a crear una lista. «No podemos invitar a todos», dice Pep mientras coloca una silla junto a la mesa del comedor y saca un cuaderno para anotar. Antonia, desde la cocina, comienza a preparar café y corta dos pedazos de ensaimada. «Marquemos las red flags», advierte ella con tono divertido. Así comienza el debate sobre quién debería estar presente en la celebración: el maleducado del 4 A queda fuera por su falta de educación y la prepotente del 2 C tampoco será invitada por poner música alta.
A pesar de las restricciones, deciden incluir a algunos vecinos: Myriam, la ciclista del 2 A; el peruano del 5 B; Bea, que es vegana; y Mariana, quien acaba de mudarse al edificio. Cuando se cruzan con ellos al día siguiente, todos aceptan encantados la invitación que Pep les extiende para este domingo.
Llega el gran día y todo está listo: bebida variada en la nevera, música adecuada y comida deliciosa preparada por Antonia. La puntualidad parece brillar cuando Mariana llega poco después de la hora acordada, trayendo consigo un regalo muy especial que hace sonreír a Pep al abrirlo.
Con cada nuevo vecino que llega, el ambiente se llena de alegría. Bea trae una jarra refrescante mientras el peruano aporta su famoso pisco para brindar. Sin embargo, hay momentos incómodos cuando los anfitriones intentan esquivar algunas situaciones poco deseadas como el humo del sahumerio encendido sin previo aviso por Bea.
A pesar de estas pequeñas tensiones, Antonia y Pep logran encontrar un rincón tranquilo en el balcón donde pueden disfrutar del momento juntos mientras celebran entre risas y recuerdos. Al final del día, lo más importante es haber compartido risas y buena compañía en este cumpleaños tan especial.