José Juan Guijarro, un apasionado del cine y docente ya jubilado, ha sido reconocido con el Premio Honorífico del Festival Internacional de Cinema en Català. Este galardón, que recibirá el próximo 6 de junio, es un homenaje a su labor como pionero en la formación audiovisual al frente del Taller de Cine en el IES Son Pacs, donde ha dejado una huella imborrable tras más de 30 años enseñando.
Un Reconocimiento Especial
Con voz emocionada, Guijarro comparte lo significativo que es este premio para él. «¡Es uno de los más especiales!», dice con sinceridad. Después de año y medio alejado del cine escolar por su jubilación, este reconocimiento llega como una bocanada de aire fresco. Para él, recibirlo en un festival profesional que también abraza la categoría escolar es todo un honor.
Pero ¿cómo surgió esa pasión por el cine en Son Pacs? En 1993, cuando se dio la oportunidad de crear optativas, él no dudó en proponer un Taller de Cine. Desde entonces, ha visto crecer ese proyecto hasta convertirse en algo extraordinario. Y aunque ahora está jubilado, se siente afortunado al ver cómo sus antiguos alumnos continúan con el legado que dejó.
A pesar de estar fuera del aula, Guijarro mantiene una conexión fuerte con sus estudiantes. Este año estarán presentes junto a él durante la entrega del premio y eso le llena de alegría. Sin embargo, no puede evitar mencionar lo complicado que es enseñar hoy: «El uso excesivo del móvil hace que los chicos tengan problemas para concentrarse más allá de unos pocos minutos». Reflexiona sobre cómo las nuevas generaciones están perdiendo el gusto por el cine tradicional.
Y entre anécdotas entrañables nos cuenta sobre su experiencia con uno de sus alumnos más famosos: Rafa Nadal. «Le dije que podía perderse un entreno para participar y me miró como si estuviera loco», recuerda riendo. Esa chispa sigue presente en su relato; muestra cómo cada clase estaba llena de momentos memorables.
Aún sin pensar en volver a dirigir proyectos cinematográficos ahora que está retirado -«Lo dejé porque ya no tengo energía para esas sesiones maratonianas»-, José Juan Guijarro sigue siendo una fuente inagotable de inspiración para quienes creen en el poder transformador del arte y la educación. Su historia nos recuerda que siempre hay espacio para soñar e innovar dentro y fuera del aula.