Cultura

El enigma de los cuadros perdidos de Matisse en Sevilla

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En un rincón del tiempo, entre los ecos del pasado y las calles de Sevilla, se encuentra una historia que mezcla arte y misterio. Durante su estancia en la ciudad andaluza entre 1910 y 1911, el famoso pintor francés Henri Matisse no solo dejó parte de su alma creativa, sino que también sufrió el robo de dos cuadros. Este hecho ha alimentado leyendas que aún resuenan hoy.

Una búsqueda incansable por los tesoros perdidos

El pintor Miguel Pérez Aguilera, originario de Linares, viajó a París en 1948 con la esperanza de descubrir nuevas corrientes artísticas. En ese viaje, tuvo la oportunidad de conversar con Matisse, quien le reveló que aquellos dos cuadros robados habían desaparecido en Sevilla. Esta conversación marcó profundamente a Pérez Aguilera, quien confesó en una entrevista años después que había dedicado buena parte de su vida a buscar esos tesoros en El Jueves, el popular mercadillo sevillano.

“Matisse me contó que había vivido aquí en 1911”, relataba Pérez Aguilera con nostalgia. “Me dijo que dejó varias obras atrás sin saber dónde estaban”. Esa búsqueda constante reflejaba no solo su amor por el arte, sino también una promesa hecha a un maestro admirado.

A medida que pasa el tiempo, la historia cobra mayor relevancia. Un cuadro reciente de Matisse alcanzó precios estratosféricos en subastas – ¡más de ochenta millones de euros! – lo cual solo refuerza la leyenda tejida por Pérez Aguilera entre sus discípulos y amantes del arte. Y es que estos relatos trascienden las paredes del museo; se convierten en parte del legado cultural sevillano.

Matisse se hospedó en el antiguo Hotel Cecil, muy cerca del Ayuntamiento, y aunque ya no existe como tal, su huella sigue presente. El erudito Juan Fernández Lacomba, quien ha investigado este período vital del artista francés, documenta cómo Matisse encontró inspiración durante sus meses en Andalucía. La creación del cuadro ‘Bodegón en Sevilla’ es testimonio de ello.

A veces parece increíble pensar que dos simples cuadros podrían estar escondidos por algún lugar mientras continúan siendo objeto de devoción por generaciones. La conexión entre estos artistas y Sevilla va más allá del simple paso físico; es un vínculo emocional impregnado de anhelos e historias compartidas.

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