Imagina pasear por las calles de Oporto y dejarte llevar por la belleza del lugar, mientras una joven mallorquina observa con los ojos bien abiertos. Esa es Marga Cifre, una diseñadora de moda que ha decidido fusionar su amor por la cultura mallorquina con la tecnología más avanzada. Con tan solo 24 años, Marga está reescribiendo el futuro de la moda en Mallorca a través de su colección ‘Relíquies de família’, donde el pasado se encuentra con el presente.
Un viaje lleno de creatividad
Para Marga, crecer rodeada de telas y costuras fue un regalo que moldeó su destino. Recordando sus días en casa, cuenta: “Siempre me vestía con ropa de mi madre o mi abuela; la moda era una forma de comunicación y aprendizaje”. Desde muy joven tuvo claro que quería dedicarse a esto, aunque su camino no fue sencillo. Después de estudiar Diseño de Moda en las Islas Baleares, voló a Roma con un Erasmus que transformó su perspectiva sobre el mundo. “Viajando aprendes más que en cualquier aula”, afirma convencida.
Tras ese capítulo romano, Oporto le abrió las puertas para colaborar con David Catalán, un reconocido diseñador español. Allí no solo está creciendo profesionalmente; también forjando amistades y redes que son cruciales en esta industria. “Colaborar es esencial; si nos apoyamos entre nosotros, seremos más fuertes”, reflexiona.
Su proyecto final en la universidad no fue solo un trabajo académico; fue una declaración de intenciones: recuperar y reinventar las tradiciones mallorquinas a través del reciclaje y el diseño consciente. “Es una pena ver cómo nuestras tradiciones se pierden; debemos apostar por ellas”, dice Marga mientras muestra ejemplos concretos.
Hoy día, se sumerge en el mundo digital con un máster centrado en unir sostenibilidad y tecnología. Está creando patrones zero-waste que prometen minimizar residuos y maximizar recursos. Aunque trabaja lejos de casa, nunca olvida sus raíces ni deja pasar oportunidad para colaborar en proyectos locales como The Beatles Tribute.
Marga Cifre no es solo una promesa emergente; es un símbolo vivo del potencial creativo mallorquín. Su historia nos recuerda que la moda puede ser mucho más que tendencias pasajeras; puede ser un puente entre culturas y generaciones.”