En la vibrante atmósfera del Tetafest en Tarragona, Zahara se prepara para presentar su nuevo álbum Lento ternura, un trabajo que brota de su interior y que marca una nueva etapa tras el revuelo causado por sus anteriores discos Puta y Reputa. La cantante de Úbeda reflexiona sobre esos días tumultuosos con una mirada más serena. «He creado algo que va más allá de mí, algo que formará parte de nuestra historia», comenta con una mezcla de orgullo y humildad.
Un disco que habla desde el alma
Zahara recuerda cómo su música tocó temas delicados como los abusos y el bullying, llevándola a convertirse en blanco de ataques en redes sociales. «Recibí amenazas directas, pero aprendí a manejarlo. Hablé con mi psicóloga y me dijeron que todo pasaría», comparte, mostrando la fortaleza adquirida a lo largo del proceso. Su nuevo álbum es un viaje hacia el presente, donde se enfrenta a sus traumas de forma honesta. «No puedo huir de quién soy; aquí estoy yo con mis demonios», añade.
Con un título inicial pensado como La ternura, Zahara busca reivindicar una vida más pausada frente al ritmo acelerado del mundo actual. «Vivimos en un ‘fast food’ emocional, cuando deberíamos optar por el ‘slow life’. Y este disco es un mantra para recordar eso», explica.
A pesar del enfoque íntimo del álbum, no ha dejado atrás su evolución musical. La fusión de géneros electrónicos como el hiperpop o techno está presente, reflejando su aprendizaje constante en la música. Aun así, Zahara también siente curiosidad por las nuevas tendencias: «Me gusta Bad Bunny; hay algo fascinante en cómo lleva la música a otro nivel».
«Es complicado no caer en la ansiedad viendo cómo ciertos artistas dominan los titulares mientras otras propuestas quedan relegadas», confiesa con sinceridad. Pero esa es precisamente la esencia de Zahara: buscar conexiones auténticas en un mar de ruidos y modas fugaces.