La escritora británica Jeanette Winterson, conocida por obras como Fruta prohibida y Escrito en el cuerpo, ha sido la estrella del festival literario La Coma, celebrado en Mallorca. En un ambiente cargado de reflexiones, Winterson se plantó ante el público en Es Baluard para hablar de temas que van desde la identidad hasta la religión, abordando cuestiones sobre género y política que nos tocan a todos.
Una mirada crítica al patriarcado
“No podemos tener una banda de tíos diciéndonos lo que es una mujer”, aseguró con contundencia. Su voz resonó entre los asistentes mientras expresaba su fascinación por cómo la sociedad no cuestiona lo que significa ser hombre. A raíz de una reciente sentencia del Tribunal Supremo del Reino Unido, que limita el reconocimiento legal de las mujeres trans, Winterson dejó claro su punto: “Esto es un reflejo del patriarcado”. Ella defiende la necesidad de reconocer tanto el sexo biológico como el derecho a vivir con dignidad y respeto para quienes sienten desajuste entre su mente y su cuerpo.
Aunque reconoce las divisiones entre feministas en torno al tema, sostiene que “las mujeres necesitan espacios seguros” y rechaza cualquier imposición externa sobre su identidad. Enfatiza que debemos buscar soluciones inclusivas y no generar más problemas donde no los hay. Y sí, se siente frustrada al ver cómo este debate a veces se reduce a discusiones absurdas sobre baños públicos.
Winterson también comparte su decepción con respecto a cómo se está usando la religión en estos tiempos convulsos. “El mundo parece más religioso, pero solo en la dirección equivocada”, lamenta. Su deseo es ver un Papa progresista que continúe promoviendo compasión y empatía, lejos de discursos cargados de odio.
No obstante, también habla sobre el papel del cuerpo femenino en una sociedad llena de estándares restrictivos impuestos por los hombres. “Históricamente, a las mujeres no se les ha permitido vivir cómodas en sus cuerpos”, explica mientras señala cómo esto afecta profundamente nuestra autoimagen.
Finalmente, hizo hincapié en algo fundamental: reírse es esencial para enfrentar los desafíos actuales. Como dice ella misma: “No somos dioses griegos; simplemente somos personas ordinarias”. En tiempos difíciles, su mensaje resuena como un llamado a encontrar humor y humanidad en medio del caos.